CONCLUSIONES
Las TICs también permiten una interacción sujeto‐máquina y la
adaptación de ésta a las características educativas y cognitivas de la persona.
De esta forma, los estudiantes dejan de ser meros receptores pasivos de
información pasando a ser procesadores activos y conscientes de la misma.
Finalmente, otra de las ventajas más valoradas está relacionada con la
posibilidad de realizar actividades complementarias, disponer de materiales de
consulta y apoyo o acceder a diversos recursos educativos, con el consiguiente
enriquecimiento del proceso de enseñanza‐aprendizaje acorde con los sistemas metodológicos
previstos. No en vano, existen voces discordantes a la hora de considerar el
aspecto temporal como una ventaja, al afirmar que su uso requiere mucho más
tiempo del profesor que los medios convencionales:
· Cursos de alfabetización, tutoríales
virtuales, gestión del correo electrónico personal, búsqueda de información en
Internet, etc.
· Además, las comunicaciones a través
de Internet exigen tiempo para leer mensajes, contestar o navegar, pudiendo
llegar a producir sensación de desbordamiento. En definitiva, que lejos de
ahorrar tiempo, el uso de las TICs puede llegar a restar tiempo para dedicarse
a otro tipo de tareas (como la investigación) que oficialmente se le reconocen
al docente
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